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No hay fin para nuestras habilidades, no hay fin para nuestra felicidad si nos volvemos hacia adentro y buscamos nuestro tesoro. Te lo ofrezco como uno de los hermanos o hermanas que ha descubierto, o redescubierto, algo bonito, algo bueno y quiere compartirlo con los miembros de la familia, porque tú también compartes conmigo lo que descubres o lo que inventas.
